Vive si...

Riaño Vive dentro de los que hemos vivido en él,
Anciles, Burón, Éscaro, Huelde, La Puerta, Pedrosa, Riaño, Salio...
nada nos ha llenado tanto como su todo,
debemos recuperarlo aunque solo sea un poco,
y no habrá futuro para nosotros y nuestros hijos más gratificante,
que volver a vivir en él, sin que sea un sueño.
Riaño, hace 23 años "muerto", Riaño asesinado,
y los hombres lo mataron, con sus envidias y engaños, y ahora,
después de estos años, hay quién lo quiere olvidar pero,
por mucho que se quiera, si has vivido ahí, en un lugar así,
Riaño no se olvida jamás, y más,
si ahora lo ves, hundido en la miseria, de querer ser,
lo que fue siempre, ignorando lo que fue.
.......................................que las aguas vuelvan a su cauce.

martes, 3 de abril de 2007

...en Albino García y su burro

De izqda a dcha: Santiago el herrero. Cachichi y Pepe "ruscos", montados en el burro, Paquito Conde con gafas y boina,...y si conocéis a alguien más decírlo.
Albino García y su burro.
Cuentan los mayores del lugar, que una mañana de mayo bajó en su burro como lo hacía casi todos los días desde su pueblo a varios kilómetros de distancia, Anciles, Albino García; al cual, el hecho de sufrir parálisis en sus dos piernas, no le impedía subirse al burro con la ayuda de sus muletas y menos hacer este trecho hasta su destino, cada día que tenía obligaciones que cumplir en Riaño. Gracias a su determinación, y por supuesto, a su jamelgo al que llamaba comandante y sobre cuyos lomos viajaba Albino. Hombre recio y disciplinado que goza de renombre en la Comarca por sus servicios en la guerra civil española, en la que perdió sus piernas. Es persona leída y observadora, autodidacta y amante de su tierra, que hoy ejerce de concejal en la corporación riañesa. Como todas los demás jornadas, para con el “comandante” a la entrada del Bar Sainz, más conocido como el de Mariano “Chaguaza”. Coge sus muletas y de un movimiento bascula su cuerpo impulsándose con sus brazos hasta hacer pie con sus muletas en el suelo. Manejando sus muletas camina entrando en el establecimiento para tomarse un refrigerio matutino antes de ir al ayuntamiento, como es su costumbre. Saluda a Amparo, la mujer de mariano que es la que atiende normalmente a los clientes. Sin mediar palabra, Amparo, con tono amable y pausado, se dispone a servirle el desayuno. Una cazuelilla de patatas con carne humeantes y una copilla de orujo para calentar el cuerpo… suenan entonces súbitamente estruendosos ruidos venidos del cielo; lo que parecen ser cohetes. Corre el año 1963 y en esos fatídicos días de decidía el destino de la Montaña y sus pueblos en los despachos de los señores del poder. Paquito Conde; llamado así por todos en el pueblo de Riaño, del que es alcalde; se encuentra en Valladolid en tales reuniones. Amparo, sorprendida, y alegrándose por tanto alboroto, comenta en voz alta “¡Eso es que ya estamos salvados!.. ¡que ya no hacen pantano!…” A Albino parece no sorprenderle la reacción de la mujer y en medio del silencio después del alboroto, dice con gesto serio: “no es que estemos salvados Amparo, sino todo lo contrario”. Acababa de ser firmada la sentencia a muerte de Riaño y ocho pueblos más, y así lo celebraba oficialmente el alguacil por orden de su alcalde.
Poco tiempo después Albino diría: 

¿Por qué esa indiferencia y esa atonía?...todos los hijos de esta Comarca se verán obligados, con el corazón desgarrado, a abandonar sus tierras, sus hogares, sus casas, las tumbas de sus mayores y todo cuanto antes era su vida, su ilusión…"

Esta es la triste historia de los cohetes que nos cuentan quienes la han vivido.

En la foto, como podéis comprobar, Albino no está; ni tampoco el burro es "comandante". Se trata de una fiesta en la que se engalanan los carros y se desfila en ellos por el pueblo.
Alegría.

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