...en Albino García y su burro
De izqda a dcha: Santiago el herrero. Cachichi y Pepe "ruscos", montados en el burro, Paquito Conde con gafas y boina,...y si conocéis a alguien más decírlo. |
Albino
García y su burro.
Cuentan
los mayores del lugar, que una mañana de mayo bajó en su burro como lo hacía
casi todos los días desde su pueblo a varios kilómetros de distancia, Anciles, Albino García; al cual, el hecho
de sufrir parálisis en sus dos piernas, no le impedía subirse al burro con la
ayuda de sus muletas y menos hacer este trecho hasta su destino, cada día que
tenía obligaciones que cumplir en Riaño. Gracias a su determinación, y por supuesto, a su
jamelgo al que llamaba comandante y sobre cuyos lomos viajaba Albino. Hombre
recio y disciplinado que goza de renombre en la Comarca por sus servicios en la
guerra civil española, en la que perdió sus piernas. Es persona leída y
observadora, autodidacta y amante de su tierra, que hoy ejerce de concejal en
la corporación riañesa. Como todas los demás jornadas, para con el “comandante”
a la entrada del Bar Sainz, más conocido como el de Mariano “Chaguaza”. Coge
sus muletas y de un movimiento bascula su cuerpo impulsándose con sus brazos
hasta hacer pie con sus muletas en el suelo. Manejando sus muletas camina entrando
en el establecimiento para tomarse un refrigerio matutino antes de ir al
ayuntamiento, como es su costumbre. Saluda a Amparo, la mujer de mariano que es
la que atiende normalmente a los clientes. Sin mediar palabra, Amparo, con tono
amable y pausado, se dispone a servirle el desayuno. Una cazuelilla de patatas
con carne humeantes y una copilla de orujo para calentar el cuerpo… suenan
entonces súbitamente estruendosos ruidos venidos del cielo; lo que parecen ser
cohetes. Corre el año 1963 y en esos fatídicos días de decidía el destino de la
Montaña y sus pueblos en los despachos de los señores del poder. Paquito Conde;
llamado así por todos en el pueblo de Riaño, del que es alcalde; se encuentra
en Valladolid en tales reuniones. Amparo, sorprendida, y alegrándose por tanto
alboroto, comenta en voz alta “¡Eso es que ya estamos salvados!.. ¡que ya no
hacen pantano!…” A Albino parece no sorprenderle la reacción de la mujer y en
medio del silencio después del alboroto, dice con gesto serio: “no es que
estemos salvados Amparo, sino todo lo contrario”. Acababa de ser firmada la
sentencia a muerte de Riaño y ocho pueblos más, y así lo celebraba oficialmente
el alguacil por orden de su alcalde.
Poco tiempo después Albino diría:
¿Por qué esa indiferencia y esa atonía?...todos los hijos de esta Comarca se verán obligados, con el corazón desgarrado, a abandonar sus tierras, sus hogares, sus casas, las tumbas de sus mayores y todo cuanto antes era su vida, su ilusión…"
Esta
es la triste historia de los cohetes que nos cuentan quienes la han vivido.Poco tiempo después Albino diría:
¿Por qué esa indiferencia y esa atonía?...todos los hijos de esta Comarca se verán obligados, con el corazón desgarrado, a abandonar sus tierras, sus hogares, sus casas, las tumbas de sus mayores y todo cuanto antes era su vida, su ilusión…"
En la foto, como podéis comprobar, Albino no está; ni tampoco el burro es "comandante". Se trata de una fiesta en la que se engalanan los carros y se desfila en ellos por el pueblo.
Alegría.
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