...en los árboles
...caminando en silencio de invierno por el viejo bosque de "Hormas" |
Las sensaciones que se pueden experimentar al internarse en un viejo bosque son difíciles de describir, como las buenas sensaciones; una mezcla de misterio y fuerza que emana de la tierra y que convierte todo en un mundo lleno de vida, visible y oculta. Cuanto más viejo es un bosque, mayor es su fuerza y su misterio. Su memoria te habla y sobrecoge, y la imaginación es un sendero que se toma sin necesidad de estar marcado de antemano; y que nos lleva entre luces y sombras, algunas veces, hacia lugares de ensueño donde parece no existir el tiempo, nuestro tiempo, ese al que estamos tan apegados en nuestro día a día.
El bosque viejo, el viejo hogar, es la santidad de nuestra memoria omnipresente. Reliquia que esconde en sus entrañas los secretos del pasado. No hay palabras pequeñas para el bosque viejo como no hay grandes raíces sin memoria.
Recordamos con orgullo a nuestros viejos antepasados que durante siglos explotaron con racionalidad y respeto estos viejos hogares de vida y de la memoria; también ahora de su memoria. Gracias al "sentido común" de nuestros abuelos, tatarabuelos,... gracias a ellos, hoy nosotros tenemos la fortuna de tenerlos heredados. Un gran privilegio del que todos los montañeses conscientes y no conscientes debemos estar orgullosos; y con ello también por supuesto, afrontar la obligación de su preservación con mucho más respeto del que estamos teniendo hoy viendo el resultado que deja muchas veces, el enloquecido grito de las motosierras en el monte. También por parte de aquellos que vestidos de verde, representan precisamente a eso que se ha dado en llamar institucionalmente, medio ambiente.
Si queremos que nuestros preciados montes sigan siendo para nuestros hijos y nietos, lo que siempre han sido, acerquémonos mas a ellos, con ellos, y con Respeto.
Bajo la sombra veo mi descanso, bajo el sol.
RIAÑO VIVE
Plataforma por la Recuperación del Valle de Riaño
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