...el bosque herido
Hormas, un santuario de nuestro pasado, presente; y queremos para el futuro. |
Los “desmanes” de Hormas. (1ª parte)
Hormas, un
bosque único. Un bosque con alma. Una joya ecológica de la Cordillera Cantábrica,
herido de muerte por sus mismos legítimos e históricos propietarios, el pueblo de Riaño(León).
Sentimos tener que comenzar así este pequeño relato
cuando se trata de nuestra tierra y nuestras gentes.
Se llamaba Desmán Ibérico (Galemys pyrenaicus) una especie que ya hace tiempo que no vemos por nuestros ríos.
Llega el otoño y de todos es sabido que en las
aguas del rio de Hormas tampoco hay desmanes, pero entre las hayas y viejos
robles centenarios de su bosque, sí. Los podemos encontrar a simple vista
adentrándonos en el monte en un breve paseo, al toparnos con montones de troncos y ramas dispersas tiradas entre la vegetación
superviviente. Todo, en medio de un caos de roderas de tractor y huellas de
arrastres que resquebrajan el suelo y todo salpicado de serrín como si de su
propia sangre derramada se tratara. Un escenario desagradable de destrucción en
medio de tanta vida. Algo que parece el día después en un campo de batalla.
Huellas de los arrastres continuos desde las laderas de "Mostablao" al Valle. |
Durante mucho tiempo el monte respiraba aceptablemente
tranquilo y por regla general, solo los ¡tac! ¡tac! de las hachas importunaban
su silencio vital. Desde la llegada del diabólico artefacto de la motosierra a
manos con pocos escrúpulos, los grandes “desmanes” del monte comenzaron su
avance dejando sus primeras “huellas”. El sistema de “a tiro hecho” es decir,
sin contemplaciones; hacía estragos en nuestra montaña dejando sus heridas claras
en medio del bosque. Es obligado recordar las talas sufridas por el bosque de Tendeña a finales de los años 80, y ya que estamos aquí, mencionar la enorme brecha
abierta en su majada a manos de los bulldocers
de “medio ambiente” que venían haciendo lo mismo a través de todo el
precioso bosque de San Pelayo. Una fea herida en la majada de Tendeña que
se ve desde toda la Montaña. También hubo desmán en el monte de Las
Biescas, en la década de los 90.
Llatas de roble en "Los Casares" a la espera de ser transportados. |
Hayas y robles hechos leña en la "Collada de La Salsa". Un lugar especial como este, que ya no es como lo hemos conocido durante muchos años. |
Un triste panorama, que la vieja cultura de
conservación de nuestros mayores, heredada durante generaciones a golpe de orden
de Concejo, no ha conseguido frenar. Muy al contrario, es una dinámica que
continua. Una ruptura con el pasado y sus buenas costumbres, creemos sin miedo
a equivocarnos, provocada en gran medida por la ruina moral que padece la montaña desde que fue sentenciada y anegada,
bajo las aguas de un inmundo pantano. Y ya van 5 décadas.
Adentrados en el siglo XXI, lo que nos queda de esa
valiosa herencia recibida gracias al rigor, trabajo y buen gobierno de nuestros abuelos en los
antiguos Concejos, está siendo tratada hoy por sus hijos y nietos, como si de
mera mercancía barata se tratara. Parece que nada importa ya, y menos la molestia
de realizar la conservación de nuestros bosques con el esmero debido, si hay calor en nuestro hogar y
suertes a 200€ para quien lo atropa. Al parecer, camiones de leña de Hormas
circulan por la carretera saliendo del pueblo hacia no se sabe dónde, sin que
nadie sepa en ese momento lo que llevan dentro… Lejos, muy lejos parece que
estamos de ser honestos, si así nos respetamos.
El bosque de Hormas en concreto, es
todavía hoy a duras penas, además de un tesoro para nosotros, sus legítimos
propietarios, un santuario de la Naturaleza Cantábrica, y no debería recibir en
sus entrañas, ni una sola tala más. Muy al contrario, deberíamos aprovechar
todo lo que él nos brinda sin necesidad de hacerle daño. Es nuestro mejor
patrimonio, y no olvidemos que es de todos; además de ser un lugar mágico donde
poder perderse para encontrarse a uno mismo, …un poco más tarde. Un valioso recurso que tenemos la obligación de cuidar como se merece si no queremos
perderlo para siempre; un hecho este, que como riañés pienso, ninguno de mis
paisanos aceptaría de buen grado por lo que este lugar significa para todos. Es Hormas
un refugio de nuestro espíritu y el lugar donde somos desde que no tenemos
pueblo. Hoy de nuevo, incomprensiblemente, sufre los abusos inconscientes de
todos, e indiscriminados por interesados, de algunos.
Las motosierras deben dejar de ensordecer el cielo
de Hormas como lo hacen, y responsables, ser responsables de ello, empezando
por uno mismo. No podemos permitirnos este error.
Silencio, por favor.
Riaño Vive.
Plataforma
por la Recuperación del Valle de
Riaño
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