...sobre la cota 1100
Una instantánea del presente que vivimos hoy, y no queremos ver... |
El nuevo Riaño, y decimos nuevo como calificativo, no como nombre propio, pues, así nos acordamos ahora del Riaño de siempre al mencionarlo como “viejo Riaño”.
Este nuevo núcleo de Riaño como así se le llamó oficialmente en su nacimiento, cumple 25 años sobre la cota 1100, los mismos que se cumplen de la destrucción sistemática de su antecesor que yace arrasado bajo el lodo y las aguas y al que casi todos llamamos hoy como “viejo Riaño”.
El nuevo núcleo urbano también fue construido sin muchos miramientos sistemáticamente por sus promotores y su plana de “arquitercos”. Como tal, así lo define Félix Compadre, uno de sus mayores representantes: “La imagen creada huye del funcionalismo limitado que proponía la arquitectura de la modernidad y del pastiche tipológico fácil, con un resultado que debe ser comprendido como algo singular producto de la fusión de muchos y diversos contenidos y preexistencias y llevado a cabo por personas de ánimo indefinible en solo tres años”.
Con vocación de centro turístico de la Montaña y cabecera de esta fue tomando forma con el esfuerzo de las personas que apostaron por el, en el lugar conocido con el topónimo de “Alto de Valcayo”.
Recuerdo que la primera vez que subí a este lugar fue cumplidos los 20 años, acompañando a un amigo que trabajaba aquí, encargado ese día de regar los pinos recién plantados en los bordes de algunas de las calles que se empezaban a vislumbrar, en medio de un paisaje árido de hormigón entre montones de tierra movida sobre una montaña rota por enormes taludes. La impresión fue la de un mundo insólito en un lugar inhóspito en una tarde de agosto de 1985 de la que aun conservo un par de fotos borrosas de aquella ventosa tarde sobre las tierras de Valcayo.
El nuevo núcleo comenzó a edificarse en medio de una convulsión de odio e impotencia que hizo imposible cualquier consenso o entendimiento racional a la hora de afrontar su construcción por lo que el resultado fue como ya hemos dicho, lo que los señores arquitectos con sus propias iniciativas decidieron, independientemente de “todo lo demás”. Y “todo lo demás” ¿que es? Es la historia, la cultura y tantas cosas mas, que quedaron arrasadas ahí abajo, se llama Riaño, o para que nos entendamos, “el viejo Riaño”.
La sensación de ruptura con el pasado en las calles del nuevo Riaño es total excepto en el nombre, y en la intimidad del interior de cada una nuestras casas, bares, locales públicos, donde como un espíritu, el viejo pueblo reina en las paredes. Esta ruptura resulta a veces insoportable para la memoria de quienes andan por los 40 para arriba y nos hemos criado en el corral, pues dicen que 25 años no es nada y aquí, han pasado siglos de golpe y porrazo. ¿Quizá por eso esa abnegada amnesia? La arquitectura siempre expresa de alguna forma la intención subjetiva de quien lo construye y mis paisanos, demuestran que poco parecen querer saber de si mismos mas allá de los adoquines sobre los que pisan cada día. El mero hecho de recordarles su propia historia sigue suponiendo para muchos un conflicto donde afloran los demonios y frustraciones del reciente pasado (25 años). Su abnegada memoria les impide tomar partido de cualquier iniciativa que tenga como referente su historia ausente, la de sus vidas y sus antepasados.
Por un lado, vemos como emergen los miedos instintivos a perder de algún modo, algo de lo que han levantado con esfuerzo, una segunda penitencia de la que ni oír mentar quieren; por otro lado, las heridas no han curado y el tiempo para muchos, solo ha sido un arma más para esconder el dolor que todos llevamos dentro, sin conseguirlo.
No es extraño en este escenario, que en las últimas Jornadas del Caldero 2012 celebradas a finales del pasado mayo, nos encontráramos precintada la sala del Ayto. con "anónimos" carteles puestos sobre los nuestros, que decían en mayúsculas: “NO ARRUINES NUESTRO PRESENTE CON UN PASADO QUE NO TIENE FUTURO”.
Mirar a nuestro pasado para continuar, sin egoísmos y en la medida que a cada uno le toca, es un ejercicio sincero de íntima autocrítica y auto responsabilidad que todos debemos realizar especialmente en nuestra sacrificada tierra si queremos de verdad volver a tener algo de lo que tuvimos, ser algo de lo que fuimos.
Difícilmente lo conseguiremos ignorándonos a nosotros mismos como lo hacemos, Solo seremos, un espejismo frío y solitario, indolentes fantasmas sobre una nube gris.
A modo de reflexión solo diremos que ese mencionado e imborrable “pasado que no tiene futuro” nos ha traído en 25 años, el presente que vivimos.
Saludos para todos.
fonso,
el pequeño de Nati y Agapito.
RIAÑO VIVE
Plataforma por la Recuperación del Valle de Riaño
Insisto...seguiré hablando al bosque sin el silencio que consigue que lo escuche; como escribo estas palabras para los que hablan escondidos tras los escobales, tirando de vez en cuando tapas de pucheros. Bueno, al menos estamos todos reunidos en el monte, que no es poco.
ResponderEliminarSaludos de quien os conoce y no sabe quienes sois.
Nos vemos ahí