Riaño Vive...en el maná
El arroyo de Hormas, mana, entre la tierra yerma del valle anegado. |
Continuando con el mencionado ejercicio de autocrítica, haremos ahora un poco de historia de la memoria; no de la escrita, sino de la que te dicta el conocimiento de la experiencia vivida, compartida.
Reflexionando
sobre los acontecimientos que a través del tiempo han llevado a la Montaña de
Riaño a la situación física y humana en la que actualmente se encuentra, podemos darnos cuenta en una primera valoración, que la historia se
repite una vez más cuando pensamos en sus “grandes causas”. Nos referimos a esa parte del presente que no nos gusta y
que quizá muchos ignoramos conscientemente, ignorándonos así de alguna forma, a
nosotros mismos. Y caminando por la senda de la amnesia, lejos
de aprender de esos “grandes errores” cometidos, manifiestos en el tiempo pero
negados en nuestra memoria, volvemos a
cometerlos y agravarlos si cabe.
Estos grandes errores, lo nuestros, podemos extrapolarlos a muchos
lugares, de este cada vez más malogrado mundo en que vivimos, pues tienen que
ver con la destrucción del medio natural y humano en el cual habitamos y
convivimos. Algo realizado siempre, nos dicen quienes los orquestan, en Pro del
llamado progreso o ahora más conocido como crecimiento económico. Fomentado
desde el poder de turno y llevado a cabo con hechos consumados; al servicio, no
de los malogrados ciudadanos, sino, de los grandes capitales y por supuesto, adornado
siempre, de falsas promesas, estas si, para los ciudadanos… ¡el maná del dinero
venido del cielo!
Recapitulando sobre
lo nuestro, nos ponemos en los años 60 con la llegada de la sentencia de muerte
para la Montaña de Riaño. ¿Qué sucedió entonces? ¿Hubo oposición?
¿Manifestaciones o algo así?... Claro que las hubo pero no al estilo de ahora,
pues entonces gobernaba Franco y no estaba permitido protestar en público; en
privado suponemos, que dependiendo con quien.
En estos años, fueron
pocos los que se significaron en contra del pantano y se aceptó estoicamente la
sentencia, existiendo conflictos públicos únicamente en lo tocante al establecimiento
del precio y pago de las expropiaciones. Tengo grabado el recuerdo de una
mañana de invierno con nieve hasta las rodillas, ir caminando de la mano de mi
madre desde el corral de casa hasta la plaza del Ayuntamiento, donde había un
grupo de personas del pueblo amontonadas que abucheaban a unos señores al
meterse dentro de un coche. Era un Seat 124 gris claro con letras escritas en
la luna trasera que decían Confederación Hidrográfica del Duero. Era solo un
niño que no había cumplido aun los 10 años pero aquello me inquietó de veras.
Después de algunos años, me enteré que el fondo del asunto
de aquellas protestas, eran las reivindicaciones por las tan mal pagadas expropiaciones,
no una negativa al pantano. En esta
parte, queremos incluir para conocimiento de todos, una interesante proclama de
1961 hecha por una persona de renombre en la Montaña llamada Albino García (del pueblo de Anciles); por lo que
consideraba pasividad de los afectados, ante la “tragedia colectiva” que se
avecinaba.
Dice asi:
¿Por qué esa indiferencia y esa atonía?...todos los
hijos de esta Comarca se verán obligados, con el corazón desgarrado, a
abandonar sus tierras, sus hogares, sus casas, las tumbas de sus mayores y todo
cuanto antes era su vida, su ilusión…"
En los pueblos
de la Comarca se comenzaba a oír hablar aguas arriba y abajo, de “los ricos de
Riaño”; por lo que se iba a cobrar del pantano. No faltaron tampoco envidias
estúpidas por injustificadas, de unos, ni fanfarronerías fuera de lugar de
otros; que de todo hubo, como se suele decir. Así de triste fue el comienzo de
la primera discordia provocada por el pantano que desde entonces y para los restos, afectó y deterioró el discurrir normal de toda la Montaña.
En Riaño, en la
cocina de casa, a mi padre oí comentar alguna vez, historias de celebración
especial después haber recibido el maná del dinero del pantano. Las mejores
botellas salieron de los armarios para la ocasión en más de una morada, para
celebrar su historia, su presente, y su futuro, condenados.
Pasaron los
años y mientras se iba cobrando el maná, otros nacimos e íbamos creciendo; hasta que llegó al gobierno
un tal Felipe González con su eficiente ministro Cosculluela para ejecutar la
sentencia de hacía ya, 23 años.
Desde 1984 se
puso en marcha el proyecto del Nuevo Riaño para paliar según la administración de turno,
el daño causado en la Montaña, convirtiéndose así, en el reclamo del desarrollo
para el futuro y a la vez, en muestra patente de la aceptación de la
destrucción del pueblo de Riaño. Esto dio lugar a una nueva división que derivó
en múltiples conflictos entre los vecinos. Cada una de las posturas, aunque
encontradas, eran respetables, cosa que entre 1985-1887 no se hizo por ninguna
de las dos partes. Lejos del entendimiento en una situación tan tensa, la división interna y el conflicto estuvieron
asegurados hasta el final y algo más. Yo, como algunos más, defendí mi pueblo
de las excavadoras asesinas con respeto a mis paisanos y por pura convicción
personal. Puedo decirlo, como puedo decir también, que me enorgullezco de ello.
El pantano se
cerró y el nuevo Riaño se construyó. Y en el Alto de Valcayo, estamos, todos
los que están.
Después de cumplirse
25 años de la ejecución del cierre del pantano y 48 años de la sentencia, y
debido a lo mal que nos encontramos, como tanto se comenta por el nuevo pueblo,
vuelven de nuevo las grandes promesas de progreso y de futuro…y por supuesto, de
mucho, mucho dinero. Ahora el nuevo maná lleva nombre de santo, se llama San
Glorio y parece haberse convertido en
estos últimos años, en el “padre nuestro
de la Montaña”. Viene fomentado en esta ocasión, como no puede ser de otra
manera, por la Junta Castilla y León y recomendado por los interesados y
también conocidos terceros actores de escena, en este caso, una empresa llamada
3P.
Tenemos un
pantano de postal que anega un precioso Valle, un pueblo de postín en el que no
deja de oírse, muchas veces a modo de reproche hacia quienes no viven en el, lo duros que son aquí los
inviernos. Y una generación que después de 25 años, lo defenderá, como otros
orgullosos defendieron el antiguo, pues hoy es su pueblo; aunque para ello
tengan que ignorar de algún modo, equivocado, o no, la vida y la tierra madre de
sus antepasados.
Apoyamos la
cabeza sobre nuestra mano para volver a reflexionar sobre los grandes errores
cometidos, para al final, inevitablemente llegar a la simple conclusión de que en
buena medida, tenemos lo que nos merecemos.
Paz y Amor para
todos los que aman la Montaña.
RIAÑO VIVE
Plataforma por la Recuperación del Valle de Riaño
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